El camino a Petra y sus historias
El camino a Petra y sus historias
Había estado esperado tanto el momento de entrar a Petra que me desperté de la cama de un salto. Muchos meses de planificación, de apuntar los típicos «tips» de viaje…que parecía mentira que al fin, estuviese allí.
No estaba planeado entrar ese día, pero me pudo la emoción. Parecía que no iba a hacer demasiado calor, así que decidimos entrar nada mas desayunar.
Sabía que el camino iba a ser largo, pero no me imaginaba cuánto. Nada mas validar nuestros Jordan Pass en la entrada, empieza un camino de arena y polvo que parece que no termina nunca. A los lados empiezas a ver vestigios, como los Bloques Djin (o de los fantasmas, llamados así por los beduinos) que son tumbas con forma de cubo, o la Tumba de los Obeliscos, única en Petra ya que no existe otra tumba decorada de forma similar.
Se sabe que los edomitas contruyeron la ciudad de Petra a finales del siglo VIII a.C y posteriormente fue ocupada por los nabateos hacia el siglo VI a.C, que fueron los que la hicieron prosperar. Gracias a su situación geográfica, fue parte vital de la ruta comercial que conectaba Egipto, Siria, Arabia y el sur del mediterráneo. Por Petra pasaban constantemente caravaneros con incienso, especias y otros productos de lujo.
Con el paso del tiempo, los cambios en las rutas comerciales y los terremotos, Petra quedó prácticamente abandonada hasta que en 1812 fue redescubierta para el mundo occidental por el explorador suizo Jean-Louis Burckhardt.
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El redescubrimiento de Petra
En 1812 Burckhardt se encontraba recorriendo Jordania haciéndose pasar por ciudadano árabe; se hacía llamar Ibrahim. Escuchó decir que a las afueras del pueblo de Wadi Musa, existían unas ruinas extraordinarias.
En aquel momento en la región, se desconfiaba de las personas que curioseaban en las antigüedades, debido a la situación política, pero Burckhardt se las ideó para convencer a un guía para que le llevase al lugar diciéndole que sacrificaría una cabra en honor al profeta Aarón, venerado por los musulmanes.
La tumba de Aarón, donde se haría este sacrificio, se suponía que estaba más allá de las ruinas en una montaña llamada Jebel Haroun. Entonces, pasarían por ellas antes de llegar allí.
Aquel agosto de 1812, Burckhardt no podía creer lo que veía, consciente de la importancia de todos los restos y del hecho de que esas ruinas eran probablemente las de la antigua Petra. Al final del camino, no pudo contener la emoción e intentó tomar notas de lo que veía, pero el guía empezó a desconfiar de él; por ello, Burckhardt, cuando por fin llegaron a la montaña de Aarón, temiendo por su vida, realizó el sacrificio lo antes posible y volvió enseguida para ponerse a salvo.
El Siq
Cuando llegas a la entrada del Siq, lo sabes. Una gran falla natural de más de 1 kilómetro de recorrido se cierne sobre tí. Una vez empiezas a andar, el camino se estrecha a derecha e izquierda, al tiempo que se van elevando sus paredes, hasta que el cielo apenas se ve. Los colores y las formas que va dejando la arenisca son increíbles. En la parte baja, a ambos lados, se pueden apreciar claramente los canales excavados en la roca que conducían el agua desde manantiales exteriores hasta el centro de la ciudad de Petra.
El Tesoro de Petra
De pronto, oímos exclamaciones de asombro entre la gente que iba justo delante de nosotros. Levantas la cabeza, y entre una de las grietas del acantilado, empiezas a vislumbrar El Khazneh, el edificio más famoso de toda Petra.
Muy masificado, eso sí, pero te deja sin aliento. Por mucho que lo hayas visto en fotos, meses atrás, te sobrecoge.
Construido probablemente en el siglo I a.C, tiene casi 40 metros de altura, está decorado con capiteles, frisos y figuras corintias. Las leyendas locales dicen que fue construido para albergar los restos de algún faraón, pero su función original aun se desconoce hoy en día.
Recorrido por las Tumbas
Orientadas en dirección al centro de Petra, se encuentran las Tumbas Reales, llamadas así por su posición privilegiada, tamaño o riqueza en la decoración de sus fachadas, ya que pudieron ser para enterramientos de reyes nabateos, aunque no se sabe con certeza ya que carecen de inscripciones.
La leyenda del Palacio Qasr al-Bint
Este edificio que se encuentra casi al final del recorrido por Petra, es un palacio llamado Qasr al-Bint, el cual se cree que era el templo más importante de toda la ciudad. También se piensa que estaba dedicado al dios Dushara, principal deidad de los nabateos, aunque como suele pasar en muchos edificios de esta ciudad, no se ha encontrado ninguna inscripción o dedicación que lo confirme.
Qasr al-Bint significa «Palacio de la hija del Faraón» debido a una leyenda beduina que dice que este palacio fue construido para un Faraón egipcio, cuya hija tenía varios pretendientes y prometió casarse con aquel que consiguiera llevar agua desde el Siq hasta el palacio.
Es increíble imaginar que este templo y todas las demás ruinas, hoy color arena, pudieran estar pintados de colores tan vivos como el verde o el azul.
Leyendas aparte, su construcción data de finales del siglo I a.C y comienzos del siglo I d.C, y su abandono probablemente se debió al terremoto del año 363, que provocó grandes daños en su estructura; tiene planta cuadrada y está construido con bloques de arenisca que en su día estuvieron revestidos de estuco pintado.